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"Marcas"

En estas ultimas semanas, hemos podido ver el dolor de familias al despedir a sus seres queridos. Hoy participe en el funeral de una hermana que me acogió con mucho carino al llegar a nuestro barrio y , aunque no hablaba muy bien el Ingles, ella siempre me daba unas palmaditas en la espalda y me decía con mucho animo y una hermosa sonrisa:" You are doing very well" y me estrechaba amablemente su mano. Cada vez que le saludaba ella me trataba con respeto y amor, así es que el despedirme de ella me causo tristeza, pues ya no la veré por un tiempo. Mientras participaba en su funeral, recordé a cada hermana adulta mayor que le rodeo, ellas eran grandes amigas, compartían mucho de su tiempo en actividades y sirviendo a los demás y hoy al ver sus rostros llenos de pesar por la despedida no pude dejar de ver en mi mente la escena del Salvador llorando la muerte de Lazaro.  Las hermanitas lloraban tal cual lo hiciera el Salvador, por su querida amiga.


Luego de terminar el servicio funerario, tuve la oportunidad de compartir con algunas de esas hermanas, una de ellas, con los ojitos rojos de tanto llorar, me miro y me abrazo fuertemente y me beso en la mejilla, no dijo nada, pero al mirar su cuerpecito encorvado y pequeño, cansado y fatigado, no pude contener mis lagrimas. La pequeña hermana estaba ayudándonos con la comida que hiciéramos para la familia de la hermana fallecida, sentí su gran amor y el carino que ambas se tenían . Pude notar que  le costaba mucho caminar, sus manitos estaban deformes por la artritis, pero a pesar de eso lavaba afanosamente los platos sucios y corría de un lado para otro levantando la basura, reponiendo agua,  trabajo codo a codo con todas nosotras. No me cabe duda que aquellas marcas en su cuerpecito son de trabajo abnegado sirviendo a su familia y a su prójimo, tal cual lo enseño el Salvador. 
Así como estas hermanas, puedo ver cada domingo a otras servir de manera fiel y con grandes corazones. Una de ellas que me ha hecho emocionarme es una hermanita que toca el piano en la Sociedad de Socorro, ella tiene su cuerpecito deforme por la osteoporosis, prácticamente no puede mirar sino al suelo, sus manos deformes y su caminar lento,no obstante, cada domingo se sienta al piano y  la música pareciera reanimarla, yo le observo siempre con detención, y al momento de comenzar el preludio, sus manos vuelan y el sonido es maravilloso, jamas se equivoca, y siempre sonríe mientras toca, ella nos transporta, nos eleva el Espíritu y nos lleva a la meditación y la reverencia. Que maravilloso es ver  a cada una de ellas, a pesar de sus marcas en sus cuerpos, sus enfermedades, su dolor, cada una de ellas sirve a los demás con amor y devoción, su ejemplo me ayuda a ver mis pequeñeces y defectos, me instan a seguir con firmeza y mejorar cada día y lo mas importante, ellas me recuerdan al Salvador y su gran amor. Espero un día, llevar mis marcas como ellos lo hacen y seguir sirviendo y amando así como el Salvador lo hizo. Ese es el evangelio de Jesucristo " por cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos mas pequeños, a mi lo hiciste".

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